La política chilena se enfrasca en una serie de marañas que sofocan al habitante. La política miente mucho, demasiado. No se puede confiar en alguien que tiene y arrastra un prontuario de ineficiencia y de acciones realizadas a espaldas de la población. Unido a esto está la usura, el golpe bajo, los pactos y convenios ejecutados en secreto. Es decir, la mentira se ha apoderado de quienes nos gobiernan. Y esto se está día a día institucionalizando, a tal extremo que ya no se puede confiar ni siquiera en quien tiene ojos cálidos o rostro de "oveja". Estamos hablando del deterioro de las confianzas. Lo que da a entender que en tiempos de votaciones, se debe pensar cuatro veces a quien darle un sufragio.
carlos amador marchant..2 de abril de 2013, en Valparaíso-Chile.
carlos amador marchant..2 de abril de 2013, en Valparaíso-Chile.
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